Alfonso XIII inaugura las obras de la Gran Vía (1910)


Alfonso XIII inaugura las obras de la Gran Vía (1910)
Comentario

Pocas veces somos conscientes del nacimiento de una calle, y menos aún de que este quede inmortalizado por la prensa de la época. Pero nuestra querida Gran Vía es y ha sido especial desde un primer momento. Y es que, después de años y años de proyectos que cayeron en papel mojado, por fin el 4 de abril de 1910, con un simbólico golpe de piqueta ejecutado por Alfonso XII sobre la fachada de la llamada Casa del Cura, se inauguraban las obras de la Gran Vía. Un gesto al que siguieron más de dos décadas de trabajos.


Fue a media mañana, a eso de las once, cuando la carroza real se aproximó a la hoy vigente iglesia de San José. A su vera se levantaba una construcción discreta, de una sola altura y sombrero de teja. Aquel 4 de abril de 1910 aquella gris vivienda amaneció con una plataforma floreada y engalanada a sus pies. Señal de que algo se barruntaba. «Este es el inicio de mi fin», debió pensar cuando observó descender al rey Alfonso XIII del carruaje y avanzar hacia ella con paso firme. 


Absortos y con un nerviosismo inusitado, los personajes VIP de aquella época se agolpaban en las primeras filas: aristócratas, eminentes banqueros, políticos e incluso miembros de la realeza. A una distancia mayor, la gente del pueblo se arremolinaba y metía el codo para no perder detalle de lo que sucedía en lo alto de aquel estrado de madera. 


Tras las palabras y saludos protocolarios pertinentes, el monarca ascendió, acompañado entre otros del alcalde de Madrid, Francos Rodriguez. Agarró con fuerza la piqueta de plata que le habían entregado y con ella golpeó la pared. Un impacto seco que voló libre por las calles de la ciudad ante el silencio contenido de los asistentes. La Gran Vía acababa de emitir su primer sonido.


Después de aquel sonoro piquetazo la muchedumbre se fue diluyendo y dio paso a los verdaderos artífices de este coloso. Una cuadrilla compuesta por dieciséis obreros que empezaron a trabajar y a montar sus andamios. Ellos fueron los primeros en llegar, quienes abrieron la senda de veintiún años de esfuerzos. Obras que arrasaron con más de trescientas casas, que formarían treinta y dos nuevas manzanas y que modificaron veintidós calles. Pero eso ya es otra historia.


El detalle: Junto al reducido grupo de personas subidas sobre la plataforma se aprecian dos cuadros. En ellos, al menos en el de la derecha, se distingue claramente la fachada de un elegante edificio. Casi con total seguridad la recreación de cómo iba a quedar el nuevo inmueble tras las obras.


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