Define la RAE un aguaducho como un «puesto donde se venden agua, refrescos y otras bebidas». Y es que este tipo de construcciones fueron muy frecuentes en el Madrid del siglo XX, especialmente en la primera mitad, llegando a haber hasta trescientas. Los aguaduchos, tal y como se puede ver en la imagen, eran casetas muy sencillas, acompañadas de varias sillas y mesitas en las que los madrileños se refugiaban para combatir el calor, especialmente en los meses de verano. En ellos, las bebidas más habituales eran la horchata natural, el granizado de limón y, sobre todo, el agua de cebada. 

Muchos de estos aguaduchos se ubicaban en grandes arterias de Madrid como el paseo de Recoletos o, como el de la foto, en el paseo del Prado. Para los más nostálgicos, indicar que todavía sobrevive un último aguaducho en la capital; lo pueden encontrar en la calle Narváez número 8, esquina con Jorge Juan. Ahí lleva en funcionamiento desde 1944.