La colección

Música EsConD_ida


Música que no se había escuchado en más de 200 años, recuperada digitalmente.

La colección de música de la Biblioteca Histórica
Estas partituras proceden en su mayor parte de los teatros madrileños de la Cruz y del Príncipe, y posteriormente también el de los Caños del Peral, cuyo origen se encuentra en los corrales de comedias del mismo nombre fundados en 1579 y 1582. Y es que en sus archivos se conservaron todas las piezas teatrales en ellos representadas con el fin de contar con un repertorio de obras para su escenificación en los momentos en los que no había disponibles obras de estreno. 

Dado que estos teatros empezaron a ser de gestión municipal desde 1658, el archivo pasó ser custodiado en 1860 en el Archivo de Villa primero y en la Biblioteca Municipal después atendiendo a su incalculable valor literario. Y fue en la actual Biblioteca Histórica donde se realizaron los pertinentes trabajos de catalogación e investigación de todos sus documentos.
Corral del Principe
En la colección encontramos prácticamente todas las obras escénicas representada en los teatros madrileños desde el siglo XVII, aunque la mayoría se date entre la segunda mitad del siglo XVIII y buena parte del XIX, de ahí su enorme importancia.

Y no sólo hay obras de teatro, sino también la música interpretada durante las funciones, ya fuera como parte de las mismas o como música incidental. Hablamos de las piezas que se ejecutaban durante los descansos de la función, entre acto y acto o como bienvenida y cierre de la función. Son cerca de 6.000 composiciones entre las que destacan tonadillas, sainetes, entremeses, bailes, zarzuelas, óperas, música instrumental y un fondo de piezas para guitarra.

Se trata de un fondo único de obras en más de un sentido. De hecho, salvo alguna edición moderna de autores que sí han conseguido cierto favor del público y los estudiosos (como Blas Laserna, Luis Misón, etc.), prácticamente todas estas obras sólo se ejecutaron en el momento de su estreno y la inmensa mayoría nunca llegó a editarse formalmente, pasando con rapidez al olvido. 
Llevan pues dormidas en los archivos municipales entre 150 y 275 años sin que nadie las haya escuchado desde entonces. Llega el momento de despertarlas de su letargo y de llamar la atención sobre ellas y sus autores, muchos de ellos también ignorados por el gran público.  Siempre de la mano de las tecnologías  de la información y con la ayuda de musicólogos, técnicos de sonido, bibliotecarios y quién sabe si también con la colaboración de aquellos ciudadanos que quieran participar en el proyecto.
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